River vivió una de las tardes más ostentosas en el inicio del ciclo de Stéfano Di Carlo al frente de la institución, pero el dueño de la pelota Millonaria no dijo presente.
Estratega ciento por ciento. Dentro y fuera de la cancha. Marcelo Gallardo no da un paso sin antes haberlo meditado y analizado. Es por eso que cada aparición o sentencia suya, trae consigo un proceso de elaboración previo que llevan a que sus presentaciones en sociedad sean atildadas.
Dicho en otras palabras más corrientes: el Muñe no da puntada sin hilo, sin ser peyorativo. Así como en marzo de 2020, amparado en una espalda gloriosa y ganadora, determinó el inicio de un largo parate para el fútbol argentino cuando, de motus propio, decidió no presentarse a jugar ante Atlético Tucumán por el acecho del prólogo de la pandemia de coronavirus, también fue quien determinó -meses después- que aquel largo descanso que se tomó la número cinco debía ser dejado de lado y en una entrevista radial bramó por el reinicio de la actividad. En aquellas ocasiones, todo el fútbol argentino lo siguió y acató lo que Napoleón determinaba, pero ahora la cuestión no anda por esos terrenos y el hombre está en el centro de la escena. Pero para mal.
Es por ello que en el seno del mundo Riverllamó muchísimo la atención su ausencia en la firma de la extensión del contrato del juvenil Santiago Lencina, quien por estas horas estampó su ligazón con el club que lo vio nacer sentado a la mesa solamente con el flamante presidente Stéfano Di Carlo.
Yendo al análisis de la situación: es llamativo que el tipo que tiene las llaves del fútbol Millonario y hace y deshace a su gusto, no diga presente el día que la institución se aseguró la continuidad de una de sus máximas apariciones.
Sobre todo cuando, desde su regreso a la entidad después del frustrante paso por el fútbol extranjero, siempre se encargó de quedar retratado en las firmas de sus jugadores: desde la vuelta del baluarte Enzo Pérez y ni que hablar cuando Maxi Salas se puso la pilcha de la Banda y así dio por concluida la novela con la que birló el as de basto a aquel Racing ganador de la Sudamericana y la Recopa. El Muñe estuvo en todas aquellas tardes, hasta en la renovación de contrato de Facundo Colidio, pero con el pibe Lencina se guardó.
A pesar de el anuncio de su continuidad hasta 2026, la situación del ídolo como guía futbolístico de River no atraviesa su mejor momento. Eliminado de casi todas las competencias, jaqueado en el Clausura 2025 en la víspera del último encuentro de la etapa regular ante Vélez y con serio peligro de no clasificarse a la Copa Libertadores, tras haber participado en las últimas once ediciones, el Muñe les hizo invertir a los antiguos dirigentes una millonada en refuerzos que no ofrecen el salto de calidad necesario y acorde a la Casa Blanca del fútbol criollo.
Es por eso que, tal vez, el hombre de la voluptuosa estatua no marcó en presente en la tarde que Lencina, a quien dejó fuera del plantel que afrontó el último Superclásico ante Boca, le dijo 100 millones de veces sí a River. Acaso tendrá que ver con el silencio al que decidió llamarse luego de la falta de respuestas de sus dirigidos en la cancha de Boca, será algo fortuito o, tal vez, un paso más, de esos que marcan tendencia y marcan la cancha. /Crónica



