El Observatorio de la Deuda Social Argentina señaló que, si bien hubo una mejora respecto del pico de 2023, la recuperación es parcial y frágil. El informe advierte diferencias metodológicas con el INDEC, persistencia de privaciones estructurales y un fuerte impacto en la infancia y los sectores de menores ingresos.
El documento —titulado Nuevo escenario político-económico: estrés y bienestar en una Argentina en transición— atribuye parte de la baja a la estabilización de precios luego del ajuste de fines de 2023. Sin embargo, advierte que los niveles actuales se asemejan a los de 2022 y que persisten desigualdades profundas entre distintos estratos socioeconómicos.
La UCA también planteó reparos metodológicos respecto de la medición oficial del INDEC. Según el Observatorio, la mejora en la captación de ingresos de la Encuesta Permanente de Hogares tiende a mostrar una caída “exagerada” frente a 2023. El INDEC reportó una baja del 41,3% al 31,8% en un año; la UCA sostiene que solo una porción de ese descenso refleja una mejora real.
Una mejora, pero sin romper los pisos históricos
El informe señala que en los últimos 20 años la pobreza por ingresos nunca perforó el piso del 25%, incluso en etapas de crecimiento económico. La indigencia, que había trepado al 11,2% en 2023, se redujo a 6,8% en 2025, aunque aún se mantiene por encima de los niveles previos a la recesión de 2018-2019.
Agustín Salvia, director del ODSA, advirtió que la Argentina atraviesa una transición económica y social aún inconclusa: “Hay un modelo agotado y la emergencia de otro en construcción. Hasta acá, lo nuevo es más una expresión de deseo que una realidad consolidada”.
La desigualdad entre segmentos sociales continúa siendo marcada. Mientras el estrato medio alto registra una pobreza del 3,5%, el nivel más vulnerable muestra un 71,8%. En el estrato “bajo” la pobreza asciende al 57,1%, y en el “medio bajo”, al 28,4%.
La infancia, el grupo más golpeado
El informe destaca que la pobreza en hogares con niños trepó al 58,9%, frente al 35,2% en hogares sin menores. La indigencia infantil alcanza el 14,9%, lo que representa que casi uno de cada seis niños vive en hogares que no logran cubrir la canasta alimentaria mínima.
Para la UCA, la niñez es “el grupo más expuesto a las oscilaciones del ciclo económico” y a la vez un componente central en la reproducción de desigualdades intergeneracionales.
Un mercado laboral precarizado
El mercado laboral también refleja señales de deterioro. Entre 2024 y 2025 cayó la tasa de empleo, disminuyó el trabajo de calidad y aumentó la informalidad. El informe señala que el 51,6% de los trabajadores no realiza aportes jubilatorios.
“No crece el desempleo: no hay empleo. Lo que sube son las changas y el autoempleo de subsistencia”, sostuvo Salvia, al señalar que empleos precarios, vendedores ambulantes y tareas marginales representan hoy cerca del 34% de la fuerza laboral urbana.
Una transición abierta
El ODSA concluye que, aunque la pobreza y la indigencia mejoraron respecto del período de mayor inestabilidad inflacionaria, no hay evidencia de una recuperación sostenida. La estructura social continúa tensionada por desigualdades persistentes y un mercado de trabajo fragmentado.
“La sostenibilidad de estas mejoras aún debe ser evaluada”, señala el informe, que advierte que el país permanece en una etapa donde lo viejo fue desarmado, pero lo nuevo aún no termina de construirse./misionesonline.net



