Interrogante a calendario abierto

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Al calendario 2016 se le agotan los casilleros y con cada jornada que pasa al archivo se dibuja con más claridad el cambio de año; es un tiempo especial, de balance, de reflexión, pero también de esperanza. El clima de fiesta, aunque menguado por las estrecheces, ayuda a morigerar la pesadumbre y necesariamente insufla una cuota de optimismo a la sociedad. Sin embargo, los indicadores han encendido una luz de alarma en el tablero, es imposible no advertirlo. Sería irresponsable, por parte de la prensa, no señalarlo: la situación económica de la Argentina es delicada. El año nuevo llegará condicionado por esa realidad.

La lógica expectativa que despierta el 2017 necesariamente debe estar ponderado por los factores dominantes. Por ejemplo, un dato insoslayable, aportado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), es que la actividad económica registró en el tercer trimestre la caída más fuerte del año, del 3,8%, y acumula en los primeros nueve meses del año una contracción del 2,4%. El Informe de Avance del Nivel de Actividad se conoció ayer y determinó que en el período mencionado la producción de bienes y servicios verificó una baja del 0,2% respecto del segundo trimestre de 2016. La actividad económica pasó así de un registro positivo del 0,6% en el primer trimestre a tener seis meses de retracción. En la comparación a largo plazo registra doce meses sin crecimiento. El Indec también dio cuenta que la Formación Bruta de Capital Fijo, entendido esto como una forma de medir las inversiones, cayó 8,3% en términos interanuales en el tercer trimestre. Además, la actividad industrial bajó un 8% en comparación a igual período de 2015, mientras que la Construcción retrocedió el 12,9%, entre otros descensos. En el Palacio de Hacienda anticipan que el año cerrará con un retroceso del 2,4%, mientras que para el año próximo anticipan una suba del 3,5 %, alentadas por el sector agropecuario, las exportaciones, la construcción, especialmente vinculada a la dinamización de la obra pública, y el consumo. El ministro Prat Gay aseguró en diversas oportunidades que la pauta de crecimiento del 3,5 % es real, y aunque algunos la consideran conservadora, “nosotros creemos que si podemos cumplirla será el crecimiento más alto de los últimos seis años”. Desde el ámbito privado todas las estimaciones son positivas aunque con matices. Por ejemplo el analista Carlos Belloni, de la Universidad Austral, apuntó que “la economía crecerá durante el 2017 en torno al 3% aunque producto de un año electoral y la ventaja estadística de dejar atrás un año de crisis. La mejora del salario real es clave para recomponer el consumo, e incentivar la producción y la inversión”. Por su parte, la Consultora de Miguel Bein mantiene “el escenario base con un crecimiento de la economía del 5% con el consumo creciendo 3% y la inversión 15%”. En ese orden creen que las paritarias estarían más cerca del 28% y una inflación en torno a 24%, con un dólar que sería utilizado como semi ancla al menos hasta octubre. En tanto, desde la consultora Ecolatina sostuvieron que si bien la estabilización de la economía en 2016 fue más difícil de lo esperado, el próximo año será más favorable en materia de crecimiento e inflación. “Según nuestras estimaciones, en 2017 la inflación bajaría a niveles del 20-25% y la actividad recuperaría el terreno cedido en 2016”, destacaron. Finalmente, el Centro de Estudios Económicos de Orlando Ferreres señaló que “si bien el año terminará siendo recesivo, las perspectivas para el último mes de 2016 son positivas gracias a la mejora esperada en la producción de trigo y un mayor ingreso disponible por parte de los hogares”. s