La democracia a lo Gildo Insfrán: actos oficiales convertidos en tribunas de campaña y perdedores como ejemplo de ganadores

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En el oeste formoseño, el gobernador Gildo Insfrán volvió a demostrar cómo el Estado se convierte en maquinaria electoral. Llegó en la avioneta oficial —sin sufrir los caminos destruidos e intransitables que padecen a diario los vecinos— a Lugones, Posta Cambio Zalazar y San Martín II. Allí, bajo la fachada de inauguraciones institucionales, presidió verdaderos actos de campaña solventados con fondos públicos y transmitidos por la cadena de medios estatales y privados sostenidos por la abultada billetera oficial.

La culpa de Milei y los baches tapados con ladrillos

En uno de esos actos, Insfrán responsabilizó a Javier Milei por el estado deplorable de la ruta nacional 86, una obra construida en tiempos de Lázaro Báez y la corrupción K, que lleva décadas destruida. Paradójicamente, para que el gobernador pudiera llegar sin sobresaltos, los baches fueron «tapados» a las apuradas con ladrillos picados.

Discursos de barricada en escenarios oficiales

Desde la tribuna, Insfrán descargó su artillería: acusó al gobierno de Milei de ser una «dictadura» y atacó duramente al intendente de Las Lomitas, Atilio Basualdo. En un tono de advertencia a los pobladores, lanzó por cadena provincial:

No le corresponde????

«De ustedes depende que no permitan que Basualdo sea diputado nacional, porque no le corresponde, porque no va a ir a pelear por los intereses de los formoseños. Él solo pelea por intereses personales».

Incluso llegó a contraponer su «modelo peronista» con la libertad que pregona la oposición:

«En el peronismo se vive con mayor libertad, porque aquí la libertad es con justicia social. La libertad que ellos proclaman es con crueldad«.

Campaña disfrazada de institucionalidad: 80%

En Lugones, el gobernador insistió en que él y su fuerza política aspira a un 80% de respaldo en las elecciones del 26 de octubre. Como prueba de la supuesta fortaleza del oficialismo, exhibió el resultado de las elecciones municipales en Las Lomitas, donde se ufanó de que el candidato de su espacio, Jorge Martínez, «ganó», pese a haber obtenido solo el 14% de los votos contra el 44% conseguido por Pablo Basualdo (LLA).

La paradoja fue posible gracias a la Ley de Lemas, el mecanismo que distorsiona la voluntad popular y permite que quien sale cuarto termine primero, sumando los votos de otras 16 listas del Frente de la Victoria.

El uso del Estado para la campaña

Los actos en el oeste dejaron al descubierto, una vez más, el sello característico del «modelo formoseño»: el uso sistemático de recursos estatales para montar escenarios partidarios, donde el gobernador mezcla la institucionalidad con la propaganda.

Con avionetas oficiales, inauguraciones convertidas en actos de campaña y discursos transmitidos por la cadena de medios, Insfrán se muestra como el dueño del aparato electoral, mientras descalifica a la oposición y se aferra a un sistema que le garantiza perpetuarse en el poder ./PrensaLibre