El Observatorio de la Deuda Social de la UCA dio a conocer su medición de la pobreza multidimensional. Alertan que es de los mayores niveles históricos.
El 49,9% de la población argentina se encuentra en situación de pobreza y el 12,3% en condiciones de indigencia, de acuerdo con las mediciones dadas a conocer por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA- UCA).
Si bien los porcentajes son inferiores a los informados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) para el primer semestre (52,9% de personas en situación de pobreza y 18,1% en indigencia) se trata de dos metodologías diferentes y en el caso de la serie de la UCA se trata de los mayores niveles históricos, tanto en pobreza como en indigencia.
El OSDA también indicó que la pobreza infantil trepa al 65,5%, en tanto la indigencia para esa franja etaria es del 19,2%. Como los porcentajes superan a los de la población total, la entidad alertó sobre la “fuerte pérdida de capital humano” que ello implica.
Reclamo de agenda de reformas
“Se hace necesario construir una agenda de reformas que superen la trampa de la pobreza: no solo hay que estabilizar la macroeconomía, sino también proyectar un desarrollo con mayor productividad, empleo e inclusión social”, planteó el Observatorio dirigido por Agustín Salvia como una de las principales conclusiones del informe anual.
En ese sentido, el OSDA sostuvo que “deben definirse políticas orientadas a fomentar la inversión, introducir nuevas tecnologías, multiplicar las exportaciones, recuperar el ingreso y hacer posible la creación de más y mejores empleos, junto a un cambio radical en el sistema de seguridad social”.
“También se requieren políticas activas subsidiarias hacia el desarrollo productivo de la economía informal, las economías regionales y sociales y el mercado interno, para disponer de una salida estratégica a las desigualdades estructurales”.
Un siglo marcado por la pobreza
En un análisis de las condiciones sociales en lo que va del siglo XXI, el OSDA puntualizó que “cualquiera sea la fuente de información, la salida de crisis del modelo de convertibilidad estuvo acompañada de una rápida reducción de la indigencia y de la pobreza medida por ingresos entre 2002 y 2012”.
No obstante, señaló que a partir de ese año, en coincidencia con lo que diferentes economistas caracterizan como una etapa de estancamiento ininterrumpido, “el ciclo se revierte bajo un contexto de inestabilidad”.
Esa etapa de estancamiento se dio con un “aumento acelerado de la inflación, hasta la crisis de 2023-2024, con efectos menos agudos regresivos pero más crónicos y estructurales que la crisis de 2001-2003”. (baenegocios.com)