Sin los números para cambiar las PASO, el Gobierno insiste en eliminar las elecciones intermedias.

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El Frente de Todos entierra por ahora el proyecto para suspender o eliminar las PASO. Pero avanza en la idea de eliminar las elecciones intermedias. Las sumas y restas de un proyecto polémico.

El oficialismo ya no tiene los votos para poder dar de baja las PASO. Ni los votos ni el consenso interno suficiente. No solo Alberto Fernández se opone a dar de baja las internas abiertas; también hubo intendentes que mostraron reparos en la última reunión que se dio en la residencia del gobernador Axel Kicillof. “Con PASO o sin PASO, vamos a hacer lo imposible para no abrir las listas”, reconocieron en el entorno de un importante intendente.

La declaración de Javier Milei del lunes, cuando dijo que no iba a dar quórum para debatir el tema parece haber puesto en pausa (al menos momentáneamente el debate). No está enterrado definitivamente. Nadie sabe cómo votaría Milei si el oficialismo consigue el quórum por su cuenta.

Mientras tanto, el kirchnerismo avanza con otro debate. La idea -de materialización imposible- de terminar con las elecciones intermedias.

Ningún dirigente, espacio o partido político hace una reforma electoral que vaya en contra de sus propios intereses. Esa es una máxima a tener en cuenta siempre. Salvo que la presión popular sea tan grande, que obligue a repensar la forma de representación. Hoy las mayores preocupaciones de la gente son la inflación, el desempleo y la inseguridad. Nadie pide cambiar la forma en que se vota.

El lunes, el ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro deslizó que quiere hacer una reforma electoral para eliminar las elecciones intermedias, y que está elaborando un proyecto para eso. No lo dijo -pero lo sabe- que para hacer eso se necesita una reforma constitucional.

Primero lo primero. ¿Qué son las elecciones intermedias?

Son las elecciones que se hacen en los años en que no se elige presidente y gobernador
Se renueva la mitad de la Cámara de Diputados, con elecciones en todas las provincias.
Se vota 1/3 de los senadores con elecciones en 8 provincias en cada elección.
Estas elecciones tienen características especiales porque no hay una cara visible que aglutine a todos los espacios a nivel nacional. Cada provincia elige sus legisladores (diputados y/o senadores) sin estar enganchado a ninguna única candidatura presidencial. No hay efecto arrastre.

Por lo tanto, en esta elección intermedia tienen mucho más peso los gobernadores o líderes locales que el líder político a nivel nacional.

Ni Cristina ni Macri tienen incidencia en el armado de las listas en la elección intermedia, porque los gobernadores no sienten el peso de la candidatura nacional. Los líderes son ellos.

No sólo eso: en las elecciones intermedias, al no decidirse el candidato a Presidente, suelen tener más juegos los outsiders, líderes locales, dirigentes emergentes nuevos, partidos extremistas o fuerzas provinciales.

Es cierto que en las elecciones de cargos ejecutivos los votantes tienen la opción de cortar boleta para elegir presidente de un partido y diputados o senadores de otro; pero son pocos los que optan por hacerlo. La mayoría elige a un candidato principal (¿Cristina o Macri?) y por arrastre vota la lista completa.

El Kirchnerismo ganó en la elección de 2005 y consolidó su proyecto de poder. Desde entonces nunca más pudo ganar una elección intermedia, con derrotas contundentes en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, CABA, Santa Cruz y provincia de Buenos Aires (entre otras).

Solo para ejempificar con esta última

En 2009 perdió contra De Narváez.
En 2013 contra Massa
En 2017 Cristina perdió con Esteban Bullrich
En 2021 Santilli le gana a la albertista Victoria Tolosa Paz.

Las derrotas del kirchnerismo en Buenos Aires suelen ser ajustadas. Pero en los otros distritos la tendencia es persistente. Los grandes centros urbanos votan mayoritariamente a opciones opositoras. En presidenciales, el peso de esos distritos se compensa con la fuerza del conurbano. Pero en las intermedias el mapa siempre queda pintado de rojo o amarilo (dependiendo del color de la oposición de turno)

Y en provincias más chicas gobernadas por fuerzas locales, los ciudadanos usan esa elección intermedia para votar partidos locales. Es el caso de Río Negro, Neuquén, Salta, Misiones, Chubut o Córdoba que son gobernadas por fuerzas no alineadas con el peronismo ni la oposición. En el caso de Córdoba terminan dejando tercero o cuarto al kirchnerismo.

Los motivos del cambio

Por eso Wado de Pedro sale a decir que la eliminación de las intermedias no es un proyecto para ahora sino para más adelante. Sabe que para cambiarlo hay que reformar la Constitución y para eso necesita 2/3 de los votos de Diputados y Senadores. No los tienen.

En el ministerio del Interior aclararon que “Las elecciones de medio término hacen que estemos siempre en campaña y que “es imposible desarrollar políticas pública sostenibles si se vive siempre en campaña”.

“En el sistema que estamos, a los pocos meses de asumir un gobierno, ya se pone en marcha la campaña para las próximas legislativas. Cada 2 años hay 2 elecciones: las PASO y la parlamentarias, o las PASO y la presidenciales”, aclararon. Según esta idea, las elecciones continuas dificultan la posibilidad de generar mesas de diálogo y fomentan posturas radicalizadas.

“La propuesta sería que el Gobierno sea elegido junto con el Parlamento por un período de 4 años”, plantearon.

Entre los argumentos, plantearon que “el principal referente de la oposición” Mauricio Macri había dicho en 2017 que había que eliminar las elecciones intermedias. Recordaron una frase del propio Macri en 2017.

“No me gustan las PASO, no me gusta que se pierda el tiempo, que se gaste plata inútilmente cuando hay tantas cosas por resolver, tanto problemas en la sociedad”, había dicho Macri.

“Yo tengo mis dudas sobre una elección intermedia. Lo más sano sería elegir cada cuatro años todos los cargos”, agregó.

También Michetti, entonces vicepresidenta, había planteado que “lo más efectivo sería, por lo menos durante un tiempo, evitar las elecciones de medio término” aduciendo que existe una “competencia destructiva” que suele complicar las gestiones. Obviamente, en aquel momento el oficialismo salió a destrozarla. Hoy parece que los vientos soplan para otro lado. (Por Pablo Winokur-a24.com)