Economía y consumo sin activar

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El presidente Mauricio Macri autoevaluó su gestión con 8 puntos, pero a juzgar por los resultados económicos difícilmente pueda alcanzar esa calificación, más allá de las explicaciones y el repetido argumento de la “pesada herencia”.
Los datos económicos de la semana fueron mucho más desalentadores que los anteriores y ratificaron el profundo proceso recesivo en el que la Argentina se encuentra sumida.
El supuestamente recuperado Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) relevó una caída del 8% en la producción industrial de octubre, la baja más pronunciada del año, y la construcción se desplomó casi 20%. Los datos superaron, incluso, a los sondeos realizados por consultoras privadas, que también reflejaron la crítica situación que atraviesa la industria. El estancamiento continúa golpeando con fuerza los indicadores laborales: la mitad de la caída en los puestos de trabajo registrados que se dio desde diciembre obedece a personal de las grandes empresas, de más de 2.500 empleados. Así surge de un reciente sondeo del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), desde diciembre de 2015 y septiembre de 2016, se perdieron casi 120 mil empleos en el sector privado registrado. La pérdida de puestos de trabajo se dio pese a los dos acuerdos firmados entre las cámaras empresarias y el Gobierno para evitar despidos. En un intento por reanimar la actividad económica, el Gobierno está tomando medidas para fomentar el consumo: bonos de fin de año, extensión del plan de cuotas y un nuevo impulso a las obras públicas. “La diferencia con el gobierno anterior es que ahora nos financiamos con deuda y no con emisión y que tenemos 18 cuotas. Todavía no se ven los brotes verdes y se vuelve a apostar al consumo”, graficó el economista Matías Tombolini. El tobogán en el que se encuentra el consumo interno es producto de la suba de precios y de la pérdida del poder adquisitivo de las familias, que según un informe de la consultora FyE Consult, cayó casi 10% en el último año. En este contexto, los empresarios más influyentes del país están alineados políticamente con la gestión macrista, pero exigen más medidas, más orden y recién ahí empezar a invertir. Así se da inicio a un círculo al que el Gobierno no le encuentra la salida y uno de esos motivos es la falta de un plan económico integral, explícito y claro. Un ejemplo de esa falta de coordinación o de un marco concreto de programa económico quedó reflejado en lo que ocurrió con las tasas de interés que fija el Banco Central.
Para frenar la inflación, la entidad que conduce Federico Sturzenegger llegó a ubicar las tasas de las Lebac en 38%, lo cual generó una fenomenal ganancia a los grandes jugadores del mercado financiero y, como contrapartida, planchó la economía y aniquiló el consumo.
En todo este mar de fondo de la economía nacional, los gobernadores tomarán protagonismo en el verano debido a la necesidad parlamentaria del Gobierno. Esto si la administración de Mauricio Macri no logra ahora, en lo que resta de diciembre, la sanción de los proyectos de ley sobre Ganancias y el Presupuesto 2017 que ya tiene media sanción del Senado. Los mandatarios provinciales harán pesar sus legisladores para conseguir más recursos de cara al inicio del año, por ejemplo, lograr un comienzo de clases sin huelgas. Otros, conseguir aumentar los salarios a sus empleados estatales.