En una emotiva jornada, la comunidad se reunió en la tarde de este miércoles 18 en la capillita histórica del Sagrado Corazón de Jesús para celebrar la Santa Misa con motivo de la bendición de la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y la consagración de toda la comunidad a su protección. Este acto, que convocó a vecinos, amigos y familias, fue también un momento de recuerdo para quienes dejaron una huella imborrable en la historia espiritual de la localidad.
Durante la ceremonia, se rindió homenaje al fallecido Paí Palacios y a las Hermanas de la Caridad, quienes, con su labor incansable, contribuyeron a la formación de la comunidad católica local. En este marco, la celebración también se enlazó con los 800 años de los estigmas de San Francisco de Asís, reconociendo la importancia de la congregación franciscana en la fe de estas tierras. Desde su llegada, los franciscanos han sido guías espirituales, moldeando el corazón de la comunidad bajo los valores del amor y la fraternidad.
La misa oficiada por el padre Adrián Moscarda, contó con la participación de vecinos, miembros de la comunidad de Laguna Blanca y autoridades locales del poder ejecutivo y legislativo.
Además, estuvieron presentes los trabajadores municipales, quienes colaboraron en la construcción de la base, la pintura de la estatua y la instalación de la iluminación, mostrando el compromiso colectivo por hacer de este evento un verdadero símbolo de fe.
Durante la homilía, el mensaje del padre Adrían se centró en el amor como el eje de la vida cristiana. Se destacó la importancia de devolver el inmenso amor que Jesús ofrece a diario, y se invitó a los presentes a “imitar ese amor en sus relaciones con el prójimo: padres, madres, hermanos, vecinos y conocidos. Solo a través de la justicia, la bondad y el amor podremos vivir fraternalmente en comunidad”.
La ceremonia culminó con la bendición del predio y la imagen, así como la consagración de los presentes y de las familias del pueblo al Sagrado Corazón de Jesús. Con cánticos del himno a Jesús y una oración al Inmaculado Corazón de María, la comunidad pidió por la guía y protección de todos sus hijos bajo la luz del amor divino.
Un momento que, sin duda, fortalecerá los lazos espirituales y comunitarios, recordando la importancia de la fe como un pilar en la vida cotidiana.