Muchos de los cultivos que vienen resistiendo la falta de lluvias de la temporada seca en el país, dependen especialmente del plano climático a desarrollarse en Argentina durante la temporada que se viene. Los productores apuestan a las precipitaciones que «El Niño» puede traer, pero…
Más allá de lo que se ha logrado durante la campaña agrícola 2023, parece que nada alcanza para llegar a los rindes esperados, es por eso que el productor espera con paciencia la vuelta de las lluvias que dejen buenos acumulados y una disponibilidad de humedad suficiente en el suelo, aún así, se muestran cautelosos durante la planificación en cuanto a la siembra de trigo, soja y maíz.
Dentro de los cultivos estrellas, la campaña triguera depende de varios factores para poder consolidar una exitosa campaña en los próximos meses. La incertidumbre que aún abruma a los productores del cereal, se debe a las dudas que genera el comportamiento del clima, con los pronósticos apuntando a un periodo más lluvioso, con un evento el «Niño» en el horizonte. Aun así, la falta de información le suma una cuota más de análisis en el momento de tomar decisiones.
Aunque vale destacar que la preocupación de los productores pasa solo por el clima que se viene, si no que también por la situación de plagas, enfermedades y regulaciones gubernamentales son, lamentablemente, algo de todos los días en la agroindustria nacional. Se trata, en definitiva, de desafíos que dificultan la planificación y ejecución de los procesos productivos.
El trigo, parte del escenario agropecuario clave del país, como otros cultivos estrellas en el corredor productivo de Argentina, viene sufriendo la falta de lluvia en los últimos dos años. La perspectiva es una siembra masiva, en caso de que las precipitaciones sean mucho más equitativas en los próximos meses.
Cómo por ejemplo, la necesidad de humedad en los suelos, teniendo en cuenta que durante el último año, los rendimientos del cereal fueron bastante bajos.
También es necesario que el escenario climatico global sea favorable, esto apunta a los pronósticos sobre un potencial evento el «Niño» durante la temporada cálida, ya se estima que desde agosto las lluvias comenzarán a presentar un comportamiento mucho más alentador sobre las principales áreas productoras de trigo, como así también beneficiaría a la soja y al maíz, dos cultivos gruesos apaleados por la sequía.
Pero… a pesar de lo alentador que puede representar para el campo un periodo con más precipitaciones, también está el miedo a los excesos hídricos, tal como ha sucedido en otros años «Niño», con las inundaciones de campos, lo que dejó perdidas cuantiosas dentro del ámbito agropecuario, sobre todo el Litoral y el este de la región Pampeana.
Pensando en las 600 mil hectáreas
La perspectiva de una primavera mucho más húmeda es lo que alienta a los productores a pensar que se concretará una importante extensión de hectáreas de trigo a sembrar, cubriendo una superficie de trigo de 6,7 Millones de hectáreas para la campaña 2023/24, lo que representa una expansión interanual de 600 mil hectáreas y un 4,7 % por encima al área promedio de las últimas 5 campañas (Área sembrada U5C: 6,4 MHa).
De concretarse dicha proyección, la superficie esperada para la campaña 2023/24 sería, junto a la campaña 2021/22, la segunda más alta de los últimos 22 años (Área sembrada campaña 2001/02: 7 MHa). Es lo proyectado por La Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Con información de: https://www.revistachacra.com.ar/