“Se perdió el querer progresar”. El albañil que se volvió viral explica por qué sus compañeros faltan a la obra: drogas y planes sociales

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“Laburo sobra, pero no puedo agarrar mucho porque no hay mano de obra”, explica Maximiliano Torres, albañil de Pacheco cuyo video circula por redes y medios; el efecto de la crisis y las drogas en su rubro.

La idea detrás del video que lo hizo “famoso” surgió el domingo pasado por la noche. Maximiliano Torres, conocido en su barrio como “El Gordo Maxi”, llegaba a su casa en auto cuando vio a dos de sus albañiles, también amigos y vecinos, tomando cerveza sobre la vereda. “Apenas los vi, pensé: ‘Uh, estos mañana no van a ir a laburar’. Entonces bajé la ventanilla y les dije: ‘Si mañana no vienen, les tiro un videito’. Así, corta. Se mataban de risa”, recuerda, en diálogo con LA NACION.

Torres hablaba en serio. Al día siguiente, llegó a la obra con un pizarrón amarillo de su hijo y, al comprobar que sus compañeros habían faltado, grabó el video que horas después se viralizó en Internet. “Yo te voy a explicar por qué no viene nadie a laburar. No soy antiplanero, no soy nada: soy antivago”, empieza su filmación, que grabó desde el techo en construcción de un frigorífico de Pacheco.

Luego, expuso la situación de cada uno de los trabajadores ausentes en la pizarra: “Gaby, 27 años: cobra tres planes, un total de 150 mil pesos. Marcelo, 35 años: cobra 4 planes de $40.000, un total de 160 mil pesos”. Nombró, también, a Pablo, de 32, a quien calificó como “nene de mamá”: “Me llamó a la mañana la mamá y me dijo que, como era una obra al aire libre y hacía frío, el nene se iba a enfermar y por eso no iba a venir. Sin palabras”. Sumó. Por último, se refirió al quinto albañil del grupo, un hombre de 67 años que no es beneficiario de ningún plan social y nunca falta al trabajo.

Torres acostumbra a grabar y publicar videos en sus redes cuando está enojado, todos sus amigos lo saben. Pero ninguno, ni él mismo, imaginó que este iba a tener la repercusión que tuvo. “Me están llamando de todos lados, hasta me mareé. Ayer estuve en un noticiero, hoy vienen otros a hacerme una nota a la obra”, cuenta. Hoy, la situación es igual a la de todas las semanas: “Tenían que ser seis y vinieron tres. Algunos faltan dos o tres veces por semana, y generalmente esos son los que cobran planes”.

“Toman todos los días y no se pueden levantar”

Para Torres, la problemática actual de los barrios del conurbano excede a los planes sociales y a los políticos de turno. “El gran problema es la cocaína, la pasta base. Hay mucha en la calle. Antes no se veía en la zona norte, pero ahora está acaparando todo. Toman todos los días y no se pueden levantar. Los de la vieja escuela, los albañiles veteranos, laburan más que los wachos. Es la realidad. Estoy en la construcción hace 25 años”, dice el hombre de 44 años, que vive junto a su hijo de 10 años y su mujer, recién graduada de maestra, en el barrio Enrique Delfino, en General Pacheco.

Torres y su equipo hacen construcción, pintura y refacciones en la zona de Pacheco, especialmente en Nordelta y alrededores. “Laburo sobra. Pero no puedo agarrar mucho porque no hay mano de obra. Antes vos ponías dos en esta obra, uno en la otra, y acaparabas todas. Ahora ya no se puede hacer más porque no hay tantos jóvenes que quieran trabajar”, dice.

Actualmente, el sueldo de sus obreros es de $12.000 por jornada de seis horas, mientras que el de un ayudante es de $8.000. “No es mucha plata, pero es lo que hay”, afirma, y sostiene que la situación general empeoró tras la pandemia: “Cambió todo. Como no hay poder de ahorro y está todo podrido, dicen: ‘Ah, me gasto todo’. Cobran el viernes y ya el lunes vienen sin un peso. Se van a bailar, salen a comer. La gente de clase baja está gastando así. Por eso vas a un Mostaza o un McDonalds y los ves llenos de gente. Se comen la hamburguesa, y después la semana siguiente ven cómo hacen”.

En el barrio Enrique Delfino, General Pacheco, Torres es conocido como “El Gordo Maxi”. Con este mismo nombre se identifica en las redes sociales. Solo en Tik-Tok tiene más de 45.000 seguidores. “Ya había hecho videos que se volvieron virales. Cuando estoy caliente, tiro videos. La mayoría son sobre construcción, cosas que generen gracia y chistes. Pero este último se zarpó”, cuenta. Este video tiene actualmente más de 3.2 millones de reproducciones en esta plataforma.

Desde que se viralizó el video, recibe llamados de muchas personas que buscan trabajo. Pero no está dispuesto a contratar a obreros que no conoce. “No quiero tomar gente nueva. No puedo traer a una obra a alguien que no conozco. Quizás te das vuelta y te roba la amoladora. Entonces me manejo con los de siempre. Estos son faltadores pero sé que trabajando son los mejores”, afirma. A su vez, destaca: “Hay gente que te dice que quiere laburar. Te piden, pero después no bancan nada: vienen dos tres días y después empiezan con ‘tuve un problema’, y empiezan a faltar. Se perdió el querer progresar”.

María Nöllmann – LA NACION