El 3 de octubre de 2024, el ex presidente Mauricio Macri se volvió a distanciarse del actual mandatario Javier Milei en medio de un clima de tensión política ocasionado por el veto de este último a la ley de financiamiento universitario. En una reunión con los senadores del PRO, Macri dejó claro que la educación pública es una de las banderas de su fuerza política, enfatizando la importancia de coordinar acciones en el ámbito legislativo ante la decisión presidencial que afecta a las universidades.
La reunión, que tuvo lugar en la residencia de Macri en Acassuso, reunió a varios senadores del PRO, quienes discutieron la agenda legislativa del año en curso. A pesar de la importancia del tema universitario, Macri evitó fijar una línea de acción concreta sobre cómo el bloque del PRO se posicionaría ante el veto a la normativa que busca mejorar los presupuestos de las universidades. Los senadores presentes decidieron que la definición se tomará en una reunión programada con los diputados del partido el próximo martes, lo que indica una estrategia deliberativa y cautelosa por parte de la agrupación política.
Durante el encuentro, se abordaron temas que trascienden la mera política, centrando el diálogo en un aspecto fundamental: el futuro de la educación en el país. En un contexto donde la marcha a favor de la ley de financiamiento universitario había congregado a miles de personas, Macri reiteró su compromiso con la educación pública, un eje central en su propuesta política, que resuena con las bases del PRO. Sin embargo, a pesar de esta reafirmación de valores, el ex presidente también planteó la necesidad de «auditar los gastos de las universidades», subrayando la importancia de la responsabilidad fiscal, un tema que ha cobrado relevancia en la agenda pública.
Es notable cómo, bajo la administración de Milei, el PRO se enfrenta a desafíos que requieren una cohesión interna y una definición clara de sus principios. El veto del presidente no solo ha generado descontento entre los sectores que defienden la educación pública, sino que también ha puesto a Macri en una posición delicada, donde debe equilibrar la lealtad a su partido y la necesidad de responder a las demandas de un electorado que valora la educación.
Al respecto, es pertinente recordar que el PRO nació como una alternativa al kirchnerismo, promoviendo un enfoque en la educación como motor de desarrollo. Sin embargo, la distancia que Macri está tomando respecto a Milei podría ser interpretada como un intento por reafirmar la identidad del PRO en un entorno político que se ha vuelto volátil y, en ocasiones, errático. La afirmación de Macri de que «no se puede seguir yendo a comer milanesas si después no se cumple nada» refleja una frustración latente que muchos dentro del partido comparten, sugiriendo la necesidad de una reflexión introspectiva sobre la dirección que debe tomar el PRO en el futuro.
En conclusión, el distanciamiento de Mauricio Macri respecto a las decisiones de Javier Milei, particularmente en lo que concierne a la educación pública, resalta la complejidad del actual panorama político argentino. Mientras la educación sigue siendo un tema crítico y divisivo, el PRO se encuentra en un punto de inflexión que requiere de una clara articulación de sus principios y objetivos de cara a un electorado que sigue esperando respuestas. La reunión del martes con los diputados será clave para definir el rumbo del partido y su posicionamiento frente a la administración Milei, un desafío que no solo afectará la política educativa del país, sino también la futura cohesión de la fuerza política liderada por Macri.